sábado, 25 de junio de 2011

Tomándonos la Historia



(Texto centrado en la exposición de Gabriel Salazar, en el foro de debate, análisis y perspectivas del movimiento popular realizado el lunes 20 de junio del presente 2011 en la casa central de la Universidad de Chile en toma)

Para entender el presente, tenemos que remontarnos a la historia social de Chile. En la época donde éramos actores populares, capaces de autocuestionarnos la realidad del país. Como en la década de los 60´, el tiempo de la pre-revolución. En esta preponderó el análisis, haciéndose indispensable la construcción de una cartografía, un mapa que indicara claramente el objetivo, cómo nos moveríamos para alcanzarlo y cuáles serían los obstáculos. Luego, de ese periodo esta forma de organizarse se perdió. Hoy en día no hay un gobierno populista, a esto nos referimos exclusivamente a un gobierno que se base en los intereses de la gente y que responda con hechos concretos haciéndolos valer. Ya sea, entregándole a la gente las herramientas para disminuir con la desigualdad social. Además, velar por condiciones dignas de vida para todos los chilenos, independiente del lugar donde se nació o de que familia proviene.

En la época de la de los 60, a diferencia de hoy en día, había credibilidad en los políticos. Como por ejemplo, existía un bloque centro izquierda que representaba realmente al pueblo en el congreso, defendiendo los intereses de la mayoría de los chilenos. Actualmente, este bloque se ha convertido en algo distinto a lo que fue, adoptando un modelo neoliberal, incluso más que el propio modelo estadounidense. Entonces, ¿Quién nos representa? , nadie, estamos solos. Antes a la gente solo le quedaba protestar para apoyar al centro izquierdo, aquellos que eran sus aliados. Las protestas eran un modo de desahogarse colectivamente, sin represión. La gente podía actuar en masa porque existía un estado que apoyaba a los pobres.


Las demandas populares y el estado “populista” de los sesenta, que escuchaba estas demandas. El estado actual: No populista, circular y redundante: Hecho por políticos, para políticos.

Remontándonos, a los años desde 1918 a 1925, veremos que no existían estos aliados tampoco. Debido a esto, como primer atisbo de organización se asociaron tres entes independientes: FECH, FOCH y Asociación de Profesores de Chile (mayoritariamente profesoras de colegios rurales, entre ellas Gabriela Mistral). Este movimiento estuvo fuertemente guiado por las ideas y palabras de Emilio Recabarren, un destacado político considerado el padre del partido obrero revolucionario izquierdista. Él buscaba que la sociedad chilena se autoeducara con el objetivo de que ella misma lograra en algún momento administrar el estado.


La representatividad política está escrita en la misma constitución. Es muy importante tener en cuenta que en nuestro país todas las constituciones han sido creadas en dictaduras, es decir, usando la fuerza y redactada por unos pocos. Esto no es menor, porque ante el mundo estas son ilegales. Entonces, ¿La constitución de Chile es realmente representativa?, ¿Somos los chilenos realmente soberanos de nuestro país o solo es una historia que nos han contado desde siempre, que ni nuestra memoria la puede reconocer? La soberanía debe trascender al estado, la política profunda deben hacerla los mismos ciudadanos.


Esta es la gran tarea del poder popular, construir un estado, una sociedad civil soberana, esto quiere decir que las realidades locales deben hacerse valer y a partir de ello actuar, no como se ha hecho hasta ahora, tomando ideas extranjeras para llevarlas a cabo aquí descontextualizándolas. Pero la realidad, es que estos conceptos nunca se nos han enseñado. No está en la memoria colectiva de ningún chileno desde que se fundó esta nación, por consecuencia tenemos miedo o no concebimos una idea de tal magnitud y por equivocación pensamos que es una utopía. Es muy necesario que observemos al mundo, y encontraremos que muchos países se han conformado con una constitución creada por la gente, y hasta hoy en día se siguen organizando en comunidades para ,por ejemplo, crear una ley o protestar siendo escuchados por el estado. ¿Nos escucha el gobierno de Chile?, protestamos hasta agotarnos y no conseguimos lo que realmente pedimos. Esto aumenta el resentimiento social y solo crea que nos distanciemos unos con otros.

Actualmente, no se puede considerar a Chile un país democrático.



¿Cómo empezamos entonces a construir el país soñado por todos? Nosotros los ciudadanos empecemos a autoeducarnos para poder realizar su propia constitución de manera legítima, y por eso es primordial lo que exigen los estudiantes ahora. El poder que debemos ganar como simples personas, parte por controlar la educación. Es la misma comunidad docente el ente que debe manejar la educación, el rol del estado sólo debe ser el financiamiento de ésta. Los profesionales de la educación tienen que ser capaces de crear metodologías y contenidos innatos de Chile, o sea, que sean compatibles a la realidad del país.

Una crítica a la manera de movilizarse actual es que aún marchamos como en el pasado ¿Entregando petitorios? Hay que cambiar la estructura de la sociedad. Se debe construir una soberanía y para ello autoeducación. Antes de esto, rediseñar la ciudad de manera que volvamos al concepto de ciudad-barrio. Los pobladores, son lo esencial para potenciar un movimiento social, los profesores pueden ayudar, pero antes a los docentes hay que volverlos a formar. Falta atraer a los trabajadores. La CUT despolitizó a los trabajadores, quedó la política solo con los políticos.


La soberanía popular basada en la solidaridad y fraternidad, alcanzada a través de la autogestión.


Para finalizar, dejemos de discutir por cosas del pasado y avancemos en las bases de respetar nuestra libertad intrínseca de seres humanos. Ya no vale la pena tratar de defender partidos políticos o ideologías que quedaron en la historia. Tratemos de caminar varias cuadras desde nuestras casas para poder encontrar la verdadera realidad de Chile. Niños desprotegidos, hombres, mujeres y ancianos sin una atención oportuna en un hospital. Puede que más de alguno piense al leer esto que no es así y que la gente tiene la culpa, que esta misma ha alimentado el sistema económico neoliberal de Chile, endeudándose con cosas innecesarias para aparentar, yo también pensaba esto. Hasta que un día mí mismo padre me dijo que ya no quería vivir más porque las amenazas de las empresas cobradoras lo habían colapsado y ya había perdido cualquier esperanza de vivir. Mi padre se tuvo que endeudar en 1997, por la crisis asiática que afectó con más fuerza a los microempresarios, los bancos subieron estratosféricamente en ese momento las tasas de interés sin que el estado regulara esa situación. No había otra alternativa, mi padre tenía que pagarles a sus trabajadores la indemnización que se merecían. Ellos no tenían la culpa de la crisis y también tenían familias que alimentar. Así ahora, ya estamos en el 2011, todavía estamos endeudados, nunca vamos a poder pagar, es demasiado dinero. Sin embargo, fieles a nuestros valores de familia nunca hemos sacado nada a crédito, no tenemos tarjetas, y yo y mi hermano, solo hemos estudiado con becas. En estos días, el sistema nos volvió a acorralar. Me he tenido que endeudar para poder pagar un examen médico primordial para el seguimiento de mi enfermedad, puesto que en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile donde me atiendo con franquicias, gratis, no tienen este examen ¿ Ahora díganme quién tiene la culpa?




Agradezco al profesor Gabriel Salazar, premio nacional de Historia, por abrirme los ojos a mí y a muchos de mis compañeros.

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